Hoy me gustaría contaros algunas
de las ayudas con las que contamos los traductores para trabajar. A diferencia
de lo que muchas personas puedan pensar, no lo sabemos todo sobre las lenguas
con las que trabajamos, ni almacenamos en nuestra memoria (física y personal,
la cabeza) toda la información relativa a los proyectos en los que
participamos. En particular, os voy a contar cómo me organizo yo y de qué
herramientas me valgo para hacerme el día a día un poquito más fácil, de
diccionarios y aspectos informáticos os hablaré en otra entrada más adelante.
Empezaré por el principio, ¿dónde
apunto las tareas que tengo que hacer y cuándo tengo que hacerlas? Pues en una
agenda de papel de toda la vida. Empecé a utilizarlas en el instituto para anotar
los deberes y mantengo la rutina desde entonces; me funciona de maravilla. He
intentado cambiar de sistema y actualizarme, pero, oye, la tecnología no me
sirve para esto. Con los calendarios de Google o Yahoo, por ejemplo, recibía
molestos mensajes recordatorios cada dos por tres que interrumpían más que
ayudar y, después, cuando había algo importante, en ocasiones hasta pasaba
desapercibido. Conclusión: en mi caso no hay nada mejor que una buena agenda en
papel para mantener un registro accesible de las actividades y los asuntos de
los que me tengo que ocupar.
Además, en mi escritorio no falta
el papel ni los bolis, así como los rotuladores fluorescentes. ¿Antigualla?
Quizá, pero la mesa estaría vacía sin ellos. El papel, siempre reciclado, en
sucio, ya que es para hacer garabatos (tipo post-it, que también tengo varios
tacos) y acordarme de las tareas pendientes para un futuro muy próximo, como
unificar terminología en traducciones o revisiones largas, anotar comentarios
para el cliente o preguntas para el gestor del proyecto.
Por
otro lado no puede faltar la esponjita anti estrés. La mía es una minipinta de
Guinness, y, para mejorar la ergonomía —paso muchas horas delante del
ordenador—, un teclado y ratón externos, además de un elevador de pantalla, una
cómoda silla de oficina con ruedas y un reposapiés. Es importante mantener una
postura adecuada: codos y rodillas que formen ángulos rectos, y la espalda y el
cuello rectos para no sufrir (más) lesiones.
Y ya, llegando al final por hoy,
los aspectos técnicos básicos, útiles para cualquier persona que trabaje con un
ordenador: el antivirus y las copias de seguridad. El primero es importante
para mantener la «higiene informática» y trabajar a gusto. Por ejemplo, si
tenemos uno de esos incómodos virus que abren ventanitas del navegador cada dos
por tres nos bajará el rendimiento y se nos quitarán hasta las ganas de
sentarnos a vagabundear por la web. Lo de las copias de seguridad es algo que
todos sabemos pero que nos cuesta enormemente, no sé por qué. ¿A quién no le ha
ocurrido alguna vez un repentino apagón del ordenador con su correspondiente
pantallita azul que te dice que o formateas o no se enciende ya más justo antes
de entregar un trabajo de la universidad, un proyecto o imprimir un documento
importante? Hay programas que realizan copias de seguridad automáticas, como
los antivirus que realizan análisis del sistema periódicamente, que a la larga
evitan muchos problemas y ahorran infinidad de disgustos y de tiempo.
Espero que mi experiencia os
sirva, al menos de guía, para facilitaros el trabajo diario y la concentración.
¿Cuáles son vuestros trucos? ¿En qué condiciones trabajáis vosotros mejor?
¡Creemos entre todos el despacho ideal!