miércoles, 22 de mayo de 2013

ONE LOVELY BLOG AWARD



     Me llena de orgullo y satisfacción… Uy, calla, no, que se me pira, no. Que esto es otra cosa. A ver, volvamos a empezar:

     Querido público, Jeffrey, y resto de nominados al One Lovely Blog Award:

     Es todo un placer compartir este momento con vosotros. En especial, Jeffrey, muchas gracias por tu valiosa nominación. Significa mucho para mí poder participar en este importante acontecimiento. Más que nada, por la ocasión que me brinda de descubrir el trabajo de otros compañeros y premiarlos como se merecen.

     A continuación paso a indicar las normas del juego para futuros concursantes:

  1. Dar las gracias a quien te haya premiado.
  2. Contestar a las once preguntas que haya formulado la persona que te haya premiado.
  3. Darle el premio a otros once blogs. 
  4. Formular once preguntas nuevas para tus premiados. 
  5.   Informar del premio a los autores correspondientes. Visitar los blogs que hayan sido premiados junto al tuyo.

     Para seguir con las pautas establecidas, responderé a todas y cada una de las cuestiones formuladas por Don Localizote (¿o fue Tradu Panza?):

i)             ¿Por qué ese nombre para el blog?
Pues… porque necesitaba un título que explicara lo mejor posible el contenido del blog, pero no quería escribir sobre un tema concreto, sino acerca de todas aquellas cosas que me gustan o que me incitan a escribir. Muchas veces, estos temas se me vienen a la cabeza cuando menos concentrada estoy, de ahí las nubes. Y, tirando del hilo, se me ocurrió Las nubes de mi mundo, un título que creo que recoge bastante bien la idea que quería mostrar.

ii)            ¿Cuál es tu verdadera vocación?
Para contestar a esta pregunta he tenido hasta que consultar un diccionario, no os digo más… Bueno, sí. Que supongo que se refiere a la tercera acepción del DRAE: 3. f. coloq. Inclinación a cualquier estado, profesión o carrera. Porque si se refiere a algo relacionado con la religión, paso palabra.
¿Mi vocación? Hasta que empecé con la traducción no tenía ni idea. Desde entonces es traducir. Mañana, quién sabe, quizá sea el punto de cruz, la cocina…

iii)           ¿Qué es lo que más te gusta traducir y por qué?
Novelas románticas en las que la chica siempre acaba casándose con el amor de su vida. Es coña, no. Nunca he tenido que traducir algo parecido.
Uf, es una pregunta amplísima, no sé por dónde tirar. Ahora mismo solo se me ocurren, dentro del ámbito de la biomedicina (que lo prefiero a los juegos de azar) textos grandes, como manuales o programas de software para médicos o enfermeras, en los que es importante documentarse e investigar sobre muchas cuestiones: sistemas sanitarios del país de origen y de destino, mercados farmacéuticos, terminología específica… Este tipo de textos que requieren multitasking es el que más me gusta.

iv)          ¿Qué es lo que menos te gusta traducir y por qué?
Textos pequeños sin contexto (como pequeñas promociones o cadenas de software), siempre surgen más dudas y problemas de lo que se esperaría en un principio.

v)            ¿Cuál crees que es la mejor forma de encontrar clientes? Enumera las tres que consideres más importantes en orden descendente.
Si lo supiera… ¡Me haría de oro! Sinceramente, no tengo ni idea, pero según mi experiencia, lo que más ayuda a encontrar buenos clientes son las recomendaciones. Éstas se consiguen haciendo un buen trabajo, así que creo que lo mejor es hacer un buen trabajo y demostrarlo. No se me ocurre nada más, laméntolo.

vi)          ¿Qué consejo darías a un recién licenciado?
Que sea decidido y perseverante. Las cosas no se consiguen de un día para otro, pero todo es posible. Con las ideas claras y una meta definida, el objetivo está más cerca.

vii)         ¿Cuándo decidiste que querías ser traductor?
El día que supe que existía la posibilidad de serlo. Mi tutora en el instituto me descubrió que existía una nueva carrera universitaria en Madrid que se llamaba Traducción e Interpretación. Desde ese momento, mi vida empezó a coger color.

viii)        ¿Qué dicen tu familia y amigos de tu trabajo?
En este caso, creo que vale más una imagen que mil palabras:


En general, creo que solo otro traductor entiende realmente lo que hacemos.

ix)          Cuando no estás trabajando, ¿qué haces?
Huyo del ordenador y de las nuevas tecnologías. Leo un libro, cocino, hago punto, punto de cruz, paseo, descubro... En definitiva, vivo en otro mundo.

x)            ¿Qué haces para seguir formándote?
Leo revistas, artículos, libros especializados, intento informarme para estar a la última, hago cursos, asisto a seminarios, participo en foros (virtuales y presenciales) y actualmente espero plaza para un máster (crucemos los dedos).

xi)          ¿Qué cambiarías del mundo de la traducción?
Taaaaaaantas cosas… Si tuviera que resumirlas todas en una, yo diría: concienciación. No ya tanto como reconocimiento a nuestra labor, sino sencillamente conocimiento. Que el mundo sepa lo que hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos. A partir de aquí, todo sería mucho más fácil.

     Y ahora mis nominaciones. And the winner is
¡Pedroooooooooo! (Ya se me ha vuelto a ir, lo siento.)

Aunque alguno de ellos ya haya sido nominado, también tiene mi voto, así que aparecerá de nuevo:

a)    El traductor en la sombra, de Isabel García Cutillas
b)    Cuaderno de campo, de Alicia Martorell
c)    Mox’s Blog, de Alejandro Moreno Ramos
e)    Dalia Traducciones, de Sol Muñiz
f)     Ciencia y traducción, de Juan Manuel Martín Arias
g)    Don Localizote y Tradu Panza, de Jeffrey Collado
h)   Traducir&Co, de Merche García Lledó
i)     Transcreando por palabra, de Ana Abad
j)      La Piedra Translatofal, de Sergio Núñez Cabrera
k)    Translator Fun, de Romina Bona
  
     Acabo de pasarme por los blogs de los nominados junto a mí y he de reconocer que entiendo los votos. Muchas gracias a todos por compartirlos con nosotros.
Y ya, por último, pero no menos importante, mis preguntas a los nominados:

1)    ¿Por qué empezaste a escribir un blog?
2)    Traducción, ¿de qué?
3)    Y, ¿por qué? ¿cómo te especializaste?
4)    Cuando no traduces, ¿cuáles de las demás tareas relacionadas con el oficio te gustan más?
5)    Y, ¿cuáles te gustan menos?
6)    Libros, ¿traducidos u originales?
7)    ¿Cuáles estás leyendo ahora?
8)    ¿Cambiarías algo de tu rutina diaria? Si es que sí, ¿qué cambiarías y por qué? Si es que no, ¡cuéntanos el secreto!
9)    Explica algo que no cambiarías nunca de tu rutina laboral diaria
10) ¿Alguna vez has pensado en cambiar de profesión?
11) Cuenta alguna anécdota graciosa con algún cliente, encargo, compañero, etc.

¡Espero leeros muy pronto!
 

viernes, 17 de mayo de 2013

Pifias tradumentales (1)



Últimamente me ha tocado revisar algunas traducciones un tanto… peculiares. Tanto que he llegado a pensar que, aunque estuviera prohibido, el traductor puede haber empleado herramientas de traducción automática o de otro tipo con el fin de no tener que ocuparse él mismo del precioso texto del que os hablo.

Lo primero que pienso es ¿cómo puede un profesional fiarse de estas herramientas sin echarle un ojo siquiera al resultado final? He encontrado errores de concordancia de género y número, calcos del inglés e incluso términos sin traducir. Frases sin ningún sentido, sin puntuación, incoherentes entre sí y con el tema general del texto. No se deja títere con cabeza.

Cualquier hispanohablante corriente podría detectar y corregir muchos de los errores con los que me he topado. Por ejemplo, hablando de recomendaciones de higiene para las mujeres con el período, se les aconseja que no se duchen. Si lo que desea es ayudar a una persona a sentirse más limpia y mejor en esos días… ¿cómo se le puede recomendar que no se duche? Totalmente contraproducente (aunque antaño fuera un consejo común). El problema venía de la palabra inglesa douche, que la maquinita interpretó como «ducha» en español, aunque, «ducha» en español, en inglés sea shower. Entonces, qué, ¿se mezcló el francés también? ¿O se ha sido capaz de adivinar el significado del término douche (lavado vaginal)? Pero, entonces, ¿por qué no traducirlo correctamente por «lavado/ducha vaginal»?

Siguiendo con las duchas, pero en un texto relacionado con los trastornos visuales, nos aparece lo siguiente en inglés: Shower of floaters. En mi opinión, lo primero que hay que hacer con cualquier encargo de traducción es conocer el tema se está tratando y de qué se está hablando en particular. Un hispanohablante, ¿entendería lo que es una lluvia de partículas que flotan? Porque, sin más contexto, yo me imagino de todo menos que en el campo visual de la persona que padece esto aparezcan puntitos (moscas volantes). Se trata de un caso de incomprensión del texto original en inglés y de traducción literal que priva a la oración de todo sentido, que se solucionaría fácilmente con un par de búsquedas simples en Internet (http://www.visioncareconsultants.com/eye-diseases/flashes-and-floaters.html , http://en.wikipedia.org/wiki/Floater , http://es.wikipedia.org/wiki/Miodesopsias).
Entonces, ¿qué es lo que nos lleva a no realizar estas búsquedas? Si tenemos dudas sobre un texto o término y no encontramos lo que significa o cómo traducirlo, ¿por qué no preguntarlo? Poniéndome en situación, creo que la actitud que se ha tomado frente a estos casos es un «si cierro los ojos seguro que no me ven». Es decir, no lo entiendo, pero lo ignoro sin más y espero que el cliente/lector haga lo mismo. Como si al lector le diera igual entender o no lo que está leyendo. El texto pierde totalmente su utilidad si no se entiende. ¿Para qué traducirlo, pues?