La importancia de la corrección en
las traducciones relacionadas con el turismo
Como traductora, es normal que me
esfuerce por transmitir la importancia de una comunicación adecuada en los
diferentes escenarios y contextos comunicativos. Evidentemente, es mi trabajo
lograr trasladar mensajes, intenciones, situaciones comunicativas de un
contexto cultural a otro. Pero no vamos a profundizar en este tema hoy. Mi
intención ahora es acercaros un poco más hacia mi mundo con un ejemplo real,
visual, compartir con vosotros una experiencia, por desgracia, no única.
Escenario: vacaciones en la Bretaña
francesa, oficina de turismo de una pequeña localidad de Finisterre:
Podría pararme a desmenuzar todas y
cada una de las palabras de los dos parrafitos en «español», pero en este caso,
se cumple el dicho, la imagen es más valiosa. Gracias al título se puede intuir
de qué trata el texto, pero los detalles se pierden entre paráfrasis eternas calcadas
del francés y palabras sin sentido (¿aconjamiento?). ¿Para qué molestarse en
«traducir» esto? En mi opinión, hubiera sido mejor dejar solo el texto en el
idioma original. Esto pone de manifiesto que los turistas, los principales
destinatarios de este comunicado, al emisor le importan más bien poco. Pues apaga
y vámonos...
¿No es importante que un grupo de
personas que no entiende tu idioma, que supone una importante fuente de
ingresos para la región y que se muestra interesada en conocerla, pueda
hacerlo? Toda una paradoja: se traduce un contenido para llegar al destinatario
(en forma), pero es imposible, puesto que se impide descifrar el contenido (fondo).
Ahora bien, mi pregunta es: ¿habrán pagado por esto? Es predecible que, de un
modo u otro (por medio de un empleado o de externalización), sí. Entonces, en
cierto modo, quieren transmitir la información, aunque a fin de cuentas lo que
queda de manifiesto es la falta de cuidado, atención e interés por conseguir el
propósito. Entonces, ¿para qué molestarse?
Personalmente, este texto me provoca
rechazo, pero interés desde un punto de vista profesional. Para otro turista, a
grandes rasgos, no significará absolutamente nada. Resultado: OBJETIVO FALLIDO.