¿Por qué hay profesiones que despiertan admiración solo con su nombre y otras,
nada? Si una persona te pregunta a qué te dedicas y respondes «soy informático»,
sin saber qué haces exactamente, inconscientemente se crea la idea de que
trabajas con ordenadores, cosas complicadas, un trabajo muy laborioso y
reconocido. Como será muy confuso, no pregunta más, «¿para qué? no lo voy a
entender...».
En cambio, tú di que eres
traductor (y si es autónomo, para qué queremos más), ¿cómo responde? Desde la
experiencia creo que la otra persona piensa «habla idiomas, ah...». Algo ya
bastante común hoy en día, y como mucha gente habla idiomas, el trabajo no deberá ser muy difícil ni
complicado... cualquiera podría hacerlo. «Quiero saber más, ¿qué idiomas hablas?
¿te falta trabajo? Quizá puedas comenzar por un puesto de atención al cliente,
que seguro que con los idiomas avanzas rápido en la empresa».
No. No solo hablo idiomas −ni
hablo todos los idiomas−. Ni mucho menos los dos o tres que hablo los manejo a
la perfección, es imposible (aunque intento mejorar cada día). No, no paso el
día delante de un ordenador sin hacer nada en pijama tomando café. Ni tampoco me levanto a la hora que me
apetezca y tengo todo el tiempo que necesite para dedicarlo al ocio y disfrute
personal. No pasa nada por que me preguntes en qué consiste mi trabajo porque
no lo sabes, no tienes por qué. Es natural. Yo tampoco sé en qué consisten
otras muchas profesiones.
Pues mi trabajo consiste en lo
siguiente: necesito disciplina para realizar tareas que de otro modo
salen de manera espontánea (rutinas para levantarme, vestirme y arreglarme para
ir al trabajo), y flexibilidad y accesibilidad para responder a
las necesidades de clientes de todas partes del mundo (que llamen a cualquier
hora y soliciten encargos en plazos restringidos); pero también las demás cosas
comunes a todos los profesionales, como seriedad, puntualidad y calidad de lo
que entrego.
Por otra parte, para lograr una
buena traducción no basta con entender el documento original y plasmarlo en mi
idioma materno, sino que debo saber tratar
con los clientes, relacionarme y colaborar
con otros compañeros de profesión, tener conocimientos de contabilidad,
negociación, documentación, comunicación, marketing
y sobre la materia concreta que voy a traducir, entre otras muchas cosas. ¿Todavía
crees que únicamente «hablo idiomas»?
Conclusión, tengo un resorte
estropeado en la cabeza, porque cuando me pasa algo así y se presenta una
situación tal, estos pensamientos se atropellan entre sí en la punta de la
lengua e incluso se tropiezan a la salida. Creo que realmente necesito un
ferretero...
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