viernes, 17 de mayo de 2013

Pifias tradumentales (1)



Últimamente me ha tocado revisar algunas traducciones un tanto… peculiares. Tanto que he llegado a pensar que, aunque estuviera prohibido, el traductor puede haber empleado herramientas de traducción automática o de otro tipo con el fin de no tener que ocuparse él mismo del precioso texto del que os hablo.

Lo primero que pienso es ¿cómo puede un profesional fiarse de estas herramientas sin echarle un ojo siquiera al resultado final? He encontrado errores de concordancia de género y número, calcos del inglés e incluso términos sin traducir. Frases sin ningún sentido, sin puntuación, incoherentes entre sí y con el tema general del texto. No se deja títere con cabeza.

Cualquier hispanohablante corriente podría detectar y corregir muchos de los errores con los que me he topado. Por ejemplo, hablando de recomendaciones de higiene para las mujeres con el período, se les aconseja que no se duchen. Si lo que desea es ayudar a una persona a sentirse más limpia y mejor en esos días… ¿cómo se le puede recomendar que no se duche? Totalmente contraproducente (aunque antaño fuera un consejo común). El problema venía de la palabra inglesa douche, que la maquinita interpretó como «ducha» en español, aunque, «ducha» en español, en inglés sea shower. Entonces, qué, ¿se mezcló el francés también? ¿O se ha sido capaz de adivinar el significado del término douche (lavado vaginal)? Pero, entonces, ¿por qué no traducirlo correctamente por «lavado/ducha vaginal»?

Siguiendo con las duchas, pero en un texto relacionado con los trastornos visuales, nos aparece lo siguiente en inglés: Shower of floaters. En mi opinión, lo primero que hay que hacer con cualquier encargo de traducción es conocer el tema se está tratando y de qué se está hablando en particular. Un hispanohablante, ¿entendería lo que es una lluvia de partículas que flotan? Porque, sin más contexto, yo me imagino de todo menos que en el campo visual de la persona que padece esto aparezcan puntitos (moscas volantes). Se trata de un caso de incomprensión del texto original en inglés y de traducción literal que priva a la oración de todo sentido, que se solucionaría fácilmente con un par de búsquedas simples en Internet (http://www.visioncareconsultants.com/eye-diseases/flashes-and-floaters.html , http://en.wikipedia.org/wiki/Floater , http://es.wikipedia.org/wiki/Miodesopsias).
Entonces, ¿qué es lo que nos lleva a no realizar estas búsquedas? Si tenemos dudas sobre un texto o término y no encontramos lo que significa o cómo traducirlo, ¿por qué no preguntarlo? Poniéndome en situación, creo que la actitud que se ha tomado frente a estos casos es un «si cierro los ojos seguro que no me ven». Es decir, no lo entiendo, pero lo ignoro sin más y espero que el cliente/lector haga lo mismo. Como si al lector le diera igual entender o no lo que está leyendo. El texto pierde totalmente su utilidad si no se entiende. ¿Para qué traducirlo, pues?

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