miércoles, 24 de octubre de 2012

Creo que necesito un ferretero...




¿Por qué hay profesiones que despiertan admiración solo con su nombre y otras, nada? Si una persona te pregunta a qué te dedicas y respondes «soy informático», sin saber qué haces exactamente, inconscientemente se crea la idea de que trabajas con ordenadores, cosas complicadas, un trabajo muy laborioso y reconocido. Como será muy confuso, no pregunta más, «¿para qué? no lo voy a entender...».

En cambio, tú di que eres traductor (y si es autónomo, para qué queremos más), ¿cómo responde? Desde la experiencia creo que la otra persona piensa «habla idiomas, ah...». Algo ya bastante común hoy en día, y como mucha gente habla idiomas, el trabajo no deberá ser muy difícil ni complicado... cualquiera podría hacerlo. «Quiero saber más, ¿qué idiomas hablas? ¿te falta trabajo? Quizá puedas comenzar por un puesto de atención al cliente, que seguro que con los idiomas avanzas rápido en la empresa».

No. No solo hablo idiomas −ni hablo todos los idiomas−. Ni mucho menos los dos o tres que hablo los manejo a la perfección, es imposible (aunque intento mejorar cada día). No, no paso el día delante de un ordenador sin hacer nada en pijama tomando café. Ni tampoco me levanto a la hora que me apetezca y tengo todo el tiempo que necesite para dedicarlo al ocio y disfrute personal. No pasa nada por que me preguntes en qué consiste mi trabajo porque no lo sabes, no tienes por qué. Es natural. Yo tampoco sé en qué consisten otras muchas profesiones.

Pues mi trabajo consiste en lo siguiente: necesito disciplina para realizar tareas que de otro modo salen de manera espontánea (rutinas para levantarme, vestirme y arreglarme para ir al trabajo), y flexibilidad y accesibilidad para responder a las necesidades de clientes de todas partes del mundo (que llamen a cualquier hora y soliciten encargos en plazos restringidos); pero también las demás cosas comunes a todos los profesionales, como seriedad, puntualidad y calidad de lo que entrego.

Por otra parte, para lograr una buena traducción no basta con entender el documento original y plasmarlo en mi idioma materno, sino que debo saber tratar con los clientes, relacionarme y colaborar con otros compañeros de profesión, tener conocimientos de contabilidad, negociación, documentación, comunicación, marketing y sobre la materia concreta que voy a traducir, entre otras muchas cosas. ¿Todavía crees que únicamente «hablo idiomas»?

Conclusión, tengo un resorte estropeado en la cabeza, porque cuando me pasa algo así y se presenta una situación tal, estos pensamientos se atropellan entre sí en la punta de la lengua e incluso se tropiezan a la salida. Creo que realmente necesito un ferretero...

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